miércoles, 5 de octubre de 2011

A romper los guiones que nos escriben. (por Martin Sainz)

El River parece abocado a no vivir partidos tranquilos. En la mayoría de sus choques los sobresaltos han marcado su desarrollo. Excepto en Logroño donde el equipo casi no tuvo opciones, en Burgos donde el que estuvo sentenciado desde pronto fue el equipo local, el resto están jalonados de incidencias.
Parece como si las puestas en escena de los verdinegros se ajustasen a guiones caprichosamente establecidos.
Veamos. Contra el Lemona, después de remontar el tempranero gol cementero , nos encontramos con la absurda patada de Apraiz (involuntaria ya lo sé) y el correspondiente penalti. Afortunadamente Magu está para atajar y lo hizo.
Qué decir del partido jugado en Las Llanas contra el Salamanca. Un equipo vulgar donde los haya. Un equipo candidato a la obscuridad al que regalamos la luz con un penalti y pertinente superioridad numérica cuando nos íbamos a los vestuarios. Al que repetimos regalo en la reanudación y al que perdonamos antes de marcharnos a dormir.

Ponferrada vio como nos hacían dos goles en un minuto y con el paso del tiempo como uno de los nuestros (Unai Calvo) se autoexpulsaba en una protesta inútil.
Contra el Mirandés que tuvo una travesía propia de las aguas que corren por la segunda B, se bajó el telón a tras una gran oportunidad de Josu. Otro regusto amargo. No estaba escrito que marcáramos así.
Pero el colmo del morbo argumental se produjo en Torrelavega el domingo pasado. Cuando tomábamos asiento en la gradas el árbitro haba pitado ya un penalti en cada área y los porteros habían detenido los lanzamientos consecuentes. Con una diferencia. El rechace del que paró Maguna no obtuvo rematador mientras que del que dispuso Etxaniz lo remachó el propio jugador verdinegro. A renglón seguido hasta tres grandes ocasiones del River para haber firmado el acta del partido. Todo esto antes de cumplirse el minuto 15 en un marco incomparable: más de 30 grados de temperatura y un terreno màs propicio para el desfile de ganaderías que para la práctica del futbol.
Y en el segundo período, el guión decía que nos hacíamos el hara quiri. Y así fué. En los 7 minutos finales: tres goles. En contra claro. Y el bautizo de alguien que, con nombre de poeta y de cantaor, Carlos Alvarez, parece destinado a pisar los mas grandes escenarios del arte. Que golazo el segundo de los suyos.
El domingo a las 6 llega otro equipo de tradición agraria: los pequeños de Osasuna.
Esperemos que nuestro particular guionista tome algún fin de semana de descanso y que deje que el futbol se desparrame por las veredas propias del deporte y aleje su influencia de Las Llanas.
Eso. Y que los nuestros no pierdan la concentración. Fortalezcan sus ideas ante las adversidades. Y concluyan el partido con una victoria que por calidad, estoy seguro, pueden conseguir.
Pese a lo que algunos agoreros proclaman, la situación no está ni mucho menos complicada. Pero no ayudemos a que eso suceda. Al toro pamplonica hay que agarrarlo por los cuernos. Suerte y a por ellos.

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