domingo, 16 de octubre de 2011

REAL B 0 - 2 SESTAO RIVER.

Era la hora de la siesta. Así que entre la hora, el viaje en autobús y el calorcito que hacía, los verdinegros han salido amodorrados. Han dormitado durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Han permanecido alerta durante los diez primeros. El tiempo que los potrillos han tardado en encontrar las coordenadas de la ubicación en el campo. Aunque curiosamente, como suele ocurrir, cuando los albiazules empezaban a tocar y tocar, ha sido una falta sacada por Vilarchao en el minuto 16 el momento de mayor peligro. Al llegar el balón al área, la defensa local ha fallado y entre que Oscar ha pensado que estaba en fuera de juego y que se le ha quedado el balón detrás, el caso es que no se ha convertido en gol.
Claro en el minuto siguiente en un despiste defensivo vizcaíno la Real ha tenido la suya. El balón a córner, que a su vez ha dado lugar a un nuevo saque de esquina que ha finalizado con un testarazo fuera de Kodro quien se ha impuesto por arriba a toda la defensa.
En los minutos sucesivos se verifica que a la ocasión de Oscar sólo se puede dar el calificativo de anécdota. La Real toca a placer y los desplazamientos a banda producen, cada vez que se dan, sensación de incomodidad para los aficionados que se han desplazado hasta Zubieta.
En el minuto 25, el River era un equipo sin identidad. Precisamente eso que había reivindicado el mister Sarriugarte en su comparecencia de prensa previa al partido. Esa identidad, de presión, de trabajo colectivo que había balbuceado en la génesis del choque, desapareció como si el equipo verdinegro hubiese sido atacado por una somnolencia vírica que contagió a todos sus componentes y que les llevó a recostarse cada momento más cerca de su portería.
Me dicen quienes han visto el partido a través de la “tele” que las estadísticas de posesión de balón dejaban en evidencia la consistencia como grupo de los de Las Llanas.
Ha buscado Sarriugarte el sonido del despertador y ha mandado permutar sus posiciones a Josu y Barrón. Pero el sueño es profundo y en el minuto 37 la Real ha tenido la madre de las ocasiones. Beitia se ha ido por banda tras un balón interior y con la defensa verdinegra en su popa ha encarado a Magu. Cuando todos mirábamos a las redes para saber cómo entraría el balón, el jugador donostiarra ha “regalado” un mal pase a Ozkoidi que estaba pensando más en ir a felicitar a su compañero que en ocupar papel protagonista. Ocasión marrada. Menos mal. Era un mal minuto para recibir… Después solo dos tarjetas amarillas. Una para cada equipo.
En el descanso ha debido entrar una banda de música en el vestuario a espabilar a los durmientes. O que superado el primer achuchón de Morfeo, el grupo ha recuperado la verticalidad. Lo cierto es que los primeros minutos la Real ya no mandaba tanto.
Y como consecuencia del despertar verdinegro, Oscar ha robado la cartera aun central txuri urdin, le ha regateado y se ha plantado ante Mandaluniz que ha rechazado su disparo. Pero ahí llegaban más efectivos verdinegros. Uno de ellos, el chaval Vilarchao ha enviado el balón a las mallas. Increíble… 0-1. Era el minuto 50
Y buena semana la del exbasconista que hace 6 días estrenó titularidad y hoy arranca como goleador.
La Real ya con dudas, ha recibido pronto otro manotazo. A la salida de un córner el meta guipuzcoano ha fallado y en el rechace consiguiente Gaztañaga ha sacado el balón con la mano. Como hizo popular el inefable Rafa, “penalti y expulsión”. Lo tira Oscar y Mandaluniz, lo saca. A renglón seguido, otro disparo del River se va fuera por poco. Ahora sí, el River ha despertado. Maneja el partido.
Meho Kodro se ve obligado a cambiar cosas y en un margen de 8 minutos hace los tres cambios. En ese lapsus, Izurza tiene otra ocasión.
Cuando el mister local termina el carrusel de cambios, estamos en el minuto 66, el dueño del partido es el Sestao pero la obligación donostiarra de tirar por la calle del medio en busca de la portería de Gorka, convierte el encuentro en una catarata de emboscadas. Aunque las mejor planificadas son las del River, la Real pone el nudo en el cuello de los verdinegros en más de una ocasión. La última en el 90 cuando Betia manda el balón fuera con toda la portería para él. Menudo día la de este chaval. Y para evitar sudores innecesarios en un día como éste, Barrón finiquitaba marcando el 0-2 tras una jugada por insistencia de Apraiz con el equipo local observando desde el otro lado del campo. Celebración, saque de centro y pitido final.

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